
Pero llegó el maldito virus, no voy a dedicarle tiempo, aproveché para hacer reformas en el hogar, hacía ejercicios de fuerza y TRX, gomas para el nado, yoga, etc, etc.
Tras el mes de confinamiento comenzamos a rodar por fin tanto en bici como a pie. Haciendo trabajos de base para esta temporada tan atípica.
Sabía que este año no habría nada en triatlón y así que como siempre disfrutaba de cada entreno pero sin ponerme ningún objetivo.
Hacía travesías en solitario paralelo a la costa cuando llegó el veráno y salíamos en las tiradas largas con los compañeros de triatlon.
En una de ellas por septiembre hubo una montonera donde me cogió de refilón pero di con los huesos en el suelo, lo único afectado fué el codo derecho por el impacto en el suelo. Tuve que ir por la de urgencias por la tarde temiendome lo peor ya que en el mismo ya tuve una fisura, pero las radiografías no se veía nada afectado, cuando fuí a Clínicas Beiman a ver al traumatólogo me hizo una ecografía donde se veía una inflamación en la articulación, me mandó unas sesiones de rehabilitación y quedé como nuevo,
Tras esto se organizó una prueba a favor de los niños que cada uno tuviera un juguete por el Excmo. de Dos Hermanas, una carrera por donde habitualmente entrenamos tanto en mtb como carrera a pie, la zona de la Dehesa de Torre Dña. María, lugar espectacular para disfrutar del tiempo libre. Esperemos que no sea la última.
Se hizo de forma muy responsable salíamos de tres en tres separados por la distancia de seguridad y por tiempo entre los trios, se tenía hasta momento de la salida la mascarilla, que la depositabas en una papelera. Se hacía por tramos horarios no llegando a estar juntos más de veinticinco en un redil igualmente separados.
Este año tras un par de ellos sin meter mucha MTB le he sacado rendimiento, la teníamos olvidada con lo bien que se pasa encima de ella.
